El país calcula que aprobar el consumo y la posesión de la droga aportaría a los presupuestos públicos 4.700 millones de euros anuales.
En noviembre de 2021 y cuando ya era un hecho que el Gobierno alemán enviaría una ley al Bundestag para legalizar el consumo y la posesión de marihuana en el país, cuyo proyecto fue aprobado el pasado día 16 de agosto, un equipo de investigadores encabezados por Justus Haucap, profesor de Economía de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf, publicó un estudio que alegró la vida al ministro de Hacienda alemán, Christian Lindner, el líder del partido liberal y que había sido uno de los promotores de la idea junto al partido Los Verdes.
Los investigadores de Düsseldorf construyeron un escenario económico basándose en un consumo de 400 toneladas de cannabis al año en el país, un escenario que aportaría a los presupuestos públicos unos 4.700 millones de euros de ingresos y ahorros cada año. Para determinar las posibles entradas de capital al Estado, incluyeron tanto los ingresos fiscales previstos como los costes de las tiendas de cannabis legales y el alivio de la policía y el poder judicial. Según los cálculos, sólo el impuesto sobre el cannabis aportaría al fisco 1.800 millones de euros anuales.
Además, habría ingresos adicionales por el impuesto de sociedades, el impuesto sobre el comercio y el impuesto sobre el valor añadido por un total de unos 735 millones de euros, así como por las cotizaciones sociales (526 millones de euros) y el impuesto sobre los salarios (280 millones de euros), que serían generados por unos 27.000 empleos legales en la economía del cannabis.
Y más importante aún, la venta controlada acabaría con el mercado negro ilegal, lo que también permitiría una mejor protección de los jóvenes y una prevención más eficaz de la adicción. Por último, pero no menos relevante, la coalición de gobierno pensaba que era un error criminalizar a millones de consumidores de marihuana.
“El mercado existe desde hace mucho tiempo. Lo único que no existe son los impuestos”, sentenció el economista Justus Haucap, quien calculó un precio de 10 euros por cada gramo de marihuana.
El anunciado proyecto de ley destinado a legalizar el consumo y posesión de marihuana electrizó a un pequeño grupo de empresas que, desde el año 2017, comercian y ganan dinero con la producción de marihuana dedicada a fines medicinales. Estas empresas producen unas 2,4 toneladas de hierba cada año.
“En términos de población, Alemania se convertiría en el mayor país del mundo en permitir la venta de cannabis”, dijo Constantin von der Groeben, director general de Demecan, un cultivador local. “Es una gran oportunidad para nosotros”. Lars Müller, por su parte, anunció que su empresa crearía el llamado Starbucks de la marihuana, una cadena que ofrecería toda la gama de productos relacionados con la hierba. “Queremos crear una cadena con un nivel de calidad idéntico en toda Alemania”, dijo Müller, que trabaja como director ejecutivo de Synbiotic.
Pero la ley aprobada por el Gobierno y que debe ser discutida en el Bundestag y en el Bundesrat para que entre en vigor acabó por el momento con los sueños millonarios de las empresas y creó un ambiente de frustración por una razón nuevamente legal: la ley no permite la venta libre y restringe su consumo a los llamados clubes de marihuana.
Los clubes deben organizarse como cooperativas, necesitan un permiso y pueden tener un máximo de 500 socios. Cada miembro podrá comprar un máximo de 25 gramos por día y 50 gramos por mes. Los adolescentes de entre 18 y 21 años pueden consumir un máximo de 30 gramos al mes. Las plantas se cultivarán allí de forma “comunitaria” y “no comercial” y se financiarán con una cuota de afiliación. Los invernaderos deben estar protegidos contra robos y tener una mampara de privacidad.
Los clubes de marihuana, también conocidos como “asociaciones de crecimiento”, no pueden realizar publicidad ni patrocinio. Además, no está permitido fumar hierba allí, sólo a una distancia de 200 metros. Esto también se aplica a escuelas, instalaciones infantiles y juveniles, parques infantiles e instalaciones deportivas de acceso público.
Además, cada club debería elaborar un concepto de protección de la salud y la juventud y designar a un responsable de prevención y adicciones, que tendrá que recibir formación y asistir periódicamente a cursos de actualización.
En realidad, la coalición en el Gobierno había planeado un proyecto mucho más grande: la venta legal de cannabis en el ámbito nacional en tiendas con licencia especial. Pero, pese a sonar sorprendentemente confiada al principio, fracasó con los planes debido a la resistencia de la Comisión Europea. Según la situación legal actual, la oferta y venta de la droga debe ser sancionada dentro de la UE, pero la Comisión no tiene voz en el cultivo doméstico no comercial.
“Ahora se trata de implementar el plan B”, dijo Niklas Kouparanis, director ejecutivo de la empresa emergente de Fráncfort Bloomwell. “Queremos suministrar a los clubes de cannabis cosas como equipos de cultivo de plantas, semillas de cannabis e infraestructura”. Según Kouparanis, se necesitan miles de clubes para satisfacer la demanda de cannabis: “El foco estará en las áreas metropolitanas”. Otras empresas emergentes también están considerando los clubes de cannabis como una posible fuente de ingresos hasta que llegue la segunda fase de la legalización.
Texto tomado de: https://elpais.com/economia/negocios/2023-09-01/alemania-espera-recibir-una-lluvia-de-millones-con-la-legalizacion-del-cannabis.html